Como siempre que se acerca, la fecha de celebración de algún espíritu de la naturaleza, perteneciente al chamanismo afroamericano Àṣa Òrìṣà, creamos un artículo de blog. Para que todos nuestros seguidores, tengan información sobre cada uno de estos Òrìṣà.
En este caso, vamos a referirnos a Ọ̀sányìn “señor de la medicina”, sincretizado con San Roque, quien obtuvo fama de sanador, peregrinando piadosamente por toda Italia.
Él viajó curando a los afectados de peste, a finales del siglo XIV.
Por este motivo, es que en el día 16 de agosto, se realizan ceremonias chamánicas, en honor al espíritu de la sanación; la química, la esencia de la medicina y del sacerdote curador, nuestro amado Òrìṣà Ọ̀sányìn, Ossanha, Ossain u Ossaim.
Cualidades de Ọ̀sányìn “señor de la medicina”
Nuestro señor de la medicina, es el Òrìṣà del verde, representando el contacto más íntimo y misterioso con la naturaleza.
Su dominio se extiende a todo el reino vegetal, plantas, árboles y arbustos.
Pero, aunque en esencia todas las partes de las plantas le pertenecen, su energía (Àṣẹ), se manifiesta con mayor intensidad en las hojas, más específicamente en la savia de las plantas extraída de las hojas.
Gracias a este dominio, es una figura de extrema importancia, ya que prácticamente todos los rituales de la tradición Àṣa Òrìṣà, utilizan las múltiples propiedades de las plantas de una manera u otra.
La oscura sangre que proviene de los vegetales, es considerada el trasmisor energético por excelencia.
La sabia de los vegetales es utilizada tanto en forma de baños, ungüentos, como infusiones, bebidas rituales, entre muchas otras formas de uso.
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El gran alquimista
Ọ̀sányìn es una entidad de vital importancia ya que, al ser dueño del poder energético existente en las hierbas y portador de la sabiduría para utilizar sus virtudes, aplicando esto, en rituales y medicinas.
Como todos saben, de las plantas se sacan la mayor parte de los medicamentos del mundo, por lo tanto, las hojas están relacionadas con la medicina.
Con lo cual, el gran alquimista Ọ̀sányìn, está estrechamente relacionado con la medicina, almacenando, oculto en su bosque, una cura mágica para todas las enfermedades de los seres humanos.
Un poder contenido en las virtudes de todas las hojas.
Muchas veces, la intervención de este Òrìṣà en el tratamiento a personas enfermas, también se invoca con la ayuda de Xapana.
En nuestra tradición Xapana, es el otro espíritu que representa, la esencia de la sanación; dentro de nuestro culto chamánico.
Sin hojas, no hay Òrìṣà
Ọ̀sányìn se encuentra presente en todo ritual de Àṣa Òrìṣà, ya que le pertenece el Omiẹrọ (el agua que calma, o el agua del secreto), que todo purifica, consagra y contiene.
Como dice el proverbio yorùbá:
Kò sí ewé, kò sí Òrìṣà, (Sin hojas, no hay Orixá).
Nuestro amado Òrìṣà de la medicina, es una entidad espiritual muy venerada en toda Latinoamérica donde es conocido por varios nombres; Ossãe, Osanya, Osanha, Òòsá-nyìn, Ozaín, Ọ̀sányìn, Ossanha y Osaña.
Estas dos últimas son las formas más populares de llamarlo, y debido al sonido final de la palabra se confunde a menudo con una figura femenina.
Pero la forma correcta en yorùbá es Ọ̀sányìn
Sus hojas son los elementos esenciales en todos los rituales chamánicos de la cultura de Òrìṣà y con los que se realizan tanto las iniciaciones, como las magnetizaciones energéticas de todos los Òrìṣà, a través de los baños hechos de hierbas.
Este tema es tan extenso y de tal importancia que hemos decidido crear un artículo de blog exclusivo para Baños energéticos, te dejare un enlace al final de este artículo.
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Origen de Ọ̀sányìn
Esta entidad espiritual surge de la evolución que tuvo en algún momento Ìnlẹ o Ẹ̀rìnlẹ, uno de los arcaicos Ọdẹ.
Ìnlẹ es un Òrìṣà primitivo, portador de los secretos del bosque, espíritu de la caza, la pesca y la recolección.
También poseía el secreto de la medicina primitiva, la cual se transforma en la fuente de sabiduría del médico brujo del panteón yorùbá.
Debido a que su esencia, manifiesta un carácter silvestre y conservador, en la estructura de pensamiento yorùbá antiguo, se creía que Ọ̀sányìn evitaba totalmente los lugares, donde la mano del hombre ha contaminado la naturaleza, su dominio.
Por consiguiente, en sus orígenes, se consideraba que esta energía no se aventuraba en granjas u otros lugares donde el hombre ha cultivado la tierra y hay casas construidas.
Su representación totémica
Por su vínculo con Àrọni, el espíritu del bosque, representado totémicamente en el sagrado árbol Ìrokò, Ọ̀sányìn es una esencia espiritual que gobierna todo el bosque junto con los Ọdẹ, y que por lo tanto solo se encuentra al aire libre. A pesar de esto la necesidad de los antiguos trasmisores de esta tradición provocó grandes adaptaciones.
La transculturización y el sincretismo género que la antigua representación de este gran espíritu del bosque, se tuviera que ampliar.
Representándose, no solo en el bosque y al aire libre, sino que también dentro del altar conjuntamente, con otros Òrìṣà, dando como consecuencia, que surjan diversas representaciones totémicas dentó de un mismo recipiente.
La evolución hiso que el Òrìṣà de la medicina, no solo se represente en piedra (Òkúta), como la mayoría de los otros Òrìṣà, sino que también, se representa en un muñeco de madera, llamado òkò gángan.
El tótem de madera que representa a la familia de Ọ̀sányìn, tiene una sola pierna, aunque una muleta bajo el brazo corrige el faltante, ya que una vez asentado su tótem debe permanecer en pie, simbolizando al sagrado árbol Ìrokò.
Su influencia en las personas
Por el motivo antes mencionado a los que pertenecen al arquetipo de Ọ̀sányìn, se les atribuye un andar característico, que no es cojera, pero es como si fuera que una de las piernas tuviera menos fuerza que la otra.
Los hijos del Òrìṣà de la medicina, tienden a ser muy reservados y más bien solitarios.
Solo se involucran en las cosas que realmente son importantes no pierden el tiempo en asuntos tontos.
Ọ̀sányìn es un Òrìṣà de gran fortaleza interior y su influencia en las personas se caracteriza por tener mucha paciencia en todos los aspectos.
Bàbálọsányìn e Ìyá-ewé
Aunque hoy en día este chamanismo se ha urbanizado adaptándose a las grandes ciudades, como antiguamente no se consideraba apropiada la recolección de hojas cultivadas en jardines o invernaderos, para los rituales se utilizaban únicamente las plantas silvestres que crecen libremente sin la intervención del ser humano.
En Latinoamérica los grandes centros espirituales de esta tradición, no cultivan todo el jardín dejando zonas dedicadas a Ọ̀sányìn.
Áreas donde sólo los sacerdotes especializados en plantas llamados Bàbálọsányìn o Ìyá-ewé pueden entrar, en el que las plantas crecen de la manera más salvaje posible.
En otras partes del mundo con menos posibilidades medioambientales y urbanísticas los chamanes acceden a parques u otros lugares similares, aunque muchos también utilizan directamente las plantas cultivadas de su jardín. Las cuales están debidamente imantadas con el fin de atraer las virtudes energéticas de este gran Òrìṣà.
Los guardianes del bosque
Independientemente de donde recojan las plantas, siempre se respetarán ciertas reglas que permiten mantener la vibración energética del señor de la medicina y que el flujo de la vida se mantenga.
Cuando los chamanes de esta tradición entran en un parque o en el monte, bosque o selva, con el propósito de hacer la recolección de hierbas sagradas para los baños y la sahumación entre otros rituales, debe pedir permiso primero a Ọ̀sányìn para tal tarea.
Esto también lo hacen cuando recogen plantas de su propio jardín,
Es de vital importancia para esta tradición mantener vivo el respeto y devoción por la naturaleza, tomando las precauciones necesarias para cada acto, especialmente en la recolección de las plantas. Porque si no lo hacen, ninguna de las hojas retiradas tendrá Àṣẹ (energía) y los hechizos no tendrán efecto.
Consejos sobre la recolección de plantas
Todos aquellos que entren en su reino con la intención de recoger sus hojas, que tanto pueden sanar como matar. Deben tener en cuenta que sin el debido respeto y sin la debida firmeza espiritual, sus hierbas no conseguirán el efecto deseado e incluso pueden actuar al revés, causando muchos trastornos ya que esto se consideran intrusos, que faltan el debido respeto a su dominio.
A demás de la debida preparación del recolector, junto a la planta cortada, siempre se debe dejar algunas monedas como ofrenda y un puro con un poco de miel.
Asegurando así que la vibración energética y conexión básica de la hoja, se mantiene incluso después de que se ha extraído de la planta y por lo tanto el vínculo no se corta continuando la vitalización que el suelo le daba, así como la transformación alquímica que esta produce naturalmente.
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