Ògún "el Òrísá guerrero"

Ògún «el Òrísá guerrero»

Es para nosotros un verdadero honor y placer realizar este artículo en homenaje a Ògún nuestro gran héroe.

Lo realizamos porque se acerca el 23 de abril, día en que se celebra el aniversario de San Jorge, el santo guerrero.

Y como Ògún es sincretizado en nuestra tradición con este soldado romano de Capadocia (Turquía). El cual posee una de las leyendas más populares en el mundo y sobre todo dentro de nuestra tradición.

Es fácil entender la popularidad de Ògún tanto en África como en América.

En África porque él fue la revolución tecnológica que produjo el descubrimiento del “hierro” una revolución tan importante como la neolítica.

En América porque el fue quien ayudo a liberar las cadenas de pa esclavitud; como veremos más adelante en este artículo.

Su Origen

Ògún es la afirmación del poder de todos los Òrìṣà en el mundo, el establecimiento de su lugar en él y la transformación de éste en un lugar mejor.

Ògún es las manos de Olódùmarè, transformando la materia prima a través de un proceso alquímico en la gran obra del ser universal.
También es el espíritu del hierro, divinidad que afila la espada y forja el hierro transformándolo en un instrumento de lucha.

Así su poder se va expandiendo más allá de la lucha. Siendo el patrón de todos los que manejan herramientas; herreros, barberos, militares, agricultores y hoy en día mecánicos, choferes, maquinistas de tren, etc.

En nuestra tradición Ògún aparece como hijo de Ọṣálúfán y representante de su voluntad en la tierra, hermano de Bàrá, Ṣàngó, Ọ̀sányìn y Ọdẹ.

Ògún es el espíritu del hierro, pero también la divinidad de la fragua, el herrero que se forjó en el ardor de la batalla.

Un Òrìṣà guerrero el cual ataca o defiende con violencia y rapidez.

El Òrìṣà de las contiendas, su nombre traducido del yoruba significa lucha, guerra, pelea o batalla.

Es hijo de Ìyémòjá y el hermano mayor de Èṣù Óbàrá y Ọdẹ. Por este último tiene un gran sentimiento, un amor de hermano verdadero a quien le dio sus armas de caza.

Ògún en América

El negro africano, reprimido, lejos de su tierra, de su papel social tradicional no tenía más nadie a quien a apelar sino a sus deidades que efectivamente lo defendían.

Así es que, aumentó la gran popularidad de Èṣù, por la ayuda que puede prestar en cualquier circunstancia.
Pero principalmente la de Ògún, el luchador valiente y lleno de iniciativa. Aquel que toma la justicia en sus manos.

Ògún es el representante en el panteón africano no sólo del conquistador sino también del trabajador manual, del operario que transforma la materia prima en producto acabado.

Él es la propia apología del oficio, del conocimiento de cualquier tecnología con el objetivo productivo, del trabajador en general, en su lucha contra las materias inertes a ser modificadas.

Ògún en la actualidad la popularidad de Ògún ha ido en aumento.

Porque sin duda, hoy en día tener a Ògún a nuestro lado nos hace falta debido a que es aquel que nos ayuda a enfrentarnos al peor adversario.

El excesivo aprecio que a veces tenemos por las cosas materiales, que nos hace atender desmedidamente a nuestro propio interés, sin preocuparnos de los demás.

Ògún siempre está dispuesto a combatir para defender lo justo y lo verdadero. Es el Òrìṣà que con su fuerza ayuda a materializar cambios en nuestra sociedad.

Ògún en la Umbanda

Como ya mencionamos Ògún es el arquetipo del guerrero, una figura que se repite en todas las formas de la mitología universal.

Es asociado a la lucha, a la conquista y es la figura del astral, que después de Èṣù, es quien está más próxima a los seres humanos.

Los espíritus de la línea vibratoria de Ògún o irradiación de la Ley.

Los caboclos de Ogum (que es como se le dice a Ògún en Umbanda), trabajan para hacernos conscientes de nuestro poder, impulsándonos a luchar por nuestros objetivos y generando iniciativa.

Su energía brinda cordura, enciende iniciativas, perfecciona los talentos y desarrolla en alto grado la prudencia.
También favorece al desarrollo de la voluntad, el deseo de sentirse importante y la confianza en uno mismo.

Estos guerreros de la luz se manifiestan a través de actos de caridad, voluntad de servicio y actitudes altruistas.

Ògún en la Kimbanda

Trabajando para regular la energía de Èṣù, está el foco luminoso de la ley o irradiación de Ògún. Con una extensa legión de espíritus los cuales canalizan su energía, otorgando las cualidades de felicidad, satisfacción y generosidad. Así como también dominio sobre el subconsciente e iluminando la mente.

Espiritualmente, Ògún en la Kimbanda representa la lucha cósmica, la energía que fluye entre los opuestos.

Así como también el guardián de los principios y las leyes cósmicas.

Ògún en la Kimbanda es la protección de las virtudes de Nzambí (Dios en Bantú).

Debemos tener en cuenta que la violencia solo es una forma de manifestar su energía, por eso no explica a Ògún totalmente.

Ògún es la vida en su plenitud, por lo que también puede ser dócil y amable.

Para la humanidad o la vida terrenal representa el progreso, la creatividad, la lucha de cada ser vivo para progresar, la energía que impulsa a la acción.

También representa la destrucción y los cambios como base de un nuevo comienzo.

Para muchos es considerado como un Òrìṣà implacable y cruel. Un temible guerrero que en África ayudaba a pueblo yorùbá en los combates contra los reinos vecinos.

Lo que provocó que fuese muy venerado por los Kimbanda Bantús quienes lo llamaban Ngosi.

Ògún para los amigos da todo, inclusive el doloroso perdón, pero a los enemigos los ataca con la cólera más implacable y la furia destructora más fuerte.

Este es un Òrìṣà que nace para cubrir tres de las cuatro necesidades básicas de la vida; alimentarse, defenderse y procrear.

Por consecuencia provoca en el ser humano una tendencia a cambiar el entorno para hacerlo más confortable y mejor.

En la práctica se traduce con la identificación de aquellos aspectos de la vida colectiva o individual que nos disgustan o nos dejan insatisfechos y la voluntad mediante la fuerza o la persuasión para cambiarlas.

La condición de ser lo suficientemente fuertes para que no nos atropellen y suficientemente decididos para conseguir lo que nos proponemos.

Ògún es un Òrìṣà con temperamento resuelto, duro y vigoroso, fácilmente comparable a la flexibilidad y resistencia del metal.

Es el inseparable compañero de Èṣù Bàrá.

Ògún tiene muchas cosas en común con Èṣù Bàrá, por ejemplo, el dominio sobre los caminos.

Si Èṣù Óbàrá es dueño de las encrucijadas (cruce de caminos) favoreciendo o dificultando el transito que se establece entre los diferentes lugares.
Ògún crea estas vías, vínculos, puentes o caminos, por esto es dueño de los caminos en sí, él es quien crea el camino.

El protege a las personas en lugares peligrosos dominando las calles conjuntamente con Èṣù Bàrá.

Ògún es mucho más que un guerrero

Ògún es el Òrìṣà que cuida los conocimientos prácticos, siendo el patrono de la tecnología y del conocimiento practico de la guerra para la vida civil.

Tal conexión continua, resulta muy válida para nosotros, pues también en la sociedad occidental la mayor parte de las innovaciones tecnológicas vienen justamente de búsquedas armamentistas, siendo posteriormente incorporadas a la producción de objetos de consumo civil.

Lo que es particularmente notable en la industria automovilista, de computación y de aviación.

Ògún es el dueño del Ọbẹ (cuchillo ritual).
Por eso en los rituales de Òrìṣà viene inmediatamente después de Èṣù.

Ògún no es solo el que abre el campo de batalla y derrota ejércitos.

Él es también quien abre los caminos para la implantación de una vía de hierro o instala una fábrica en un área no industrializada.

Así como también promueve el desenvolvimiento de un nuevo medio de transporte, porque también representa la lucha contra lo desconocido.

Es pues, símbolo de trabajo, de la actividad creadora del hombre sobre la naturaleza.

Es el Òrìṣà de la expansión, de la búsqueda de nuevas fronteras y de la ruptura de cualquier fuerza que se oponga a la evolución.

El guerrero legendario

Como ocurre con casi todos los Òrìṣà, sucesos imaginarios o maravillosos y la historia se entremezclan.

Debido a que muchos hombres y mujeres pertenecientes a la realeza, adoptaban los atributos de los Òrìṣà como propios, proclamándose el Òrìṣà en la tierra.
Lo cual garantizaba la cooperación y la unidad del pueblo en el contexto de un elaborado sistema de creencias religiosas.

Este es el caso de Òṣàlá, Sàngó y Ògún, entre otros muchos Òrìṣà; que comparten parábolas e historias reales.

En el caso de Ògún, este ser tuvo tal trascendencia, que tras su desaparición llegó a considerarse la personificación del espíritu de la guerra.

Según las leyendas, Ògún no era una figura que se preocupase de la administración del reino de su padre Òṣàlá.

A él no le gustaba estar quieto en el palacio, daba vueltas sin conseguir estar parado.

Habitualmente generaba romances con todas las mujeres de la región y peleas con sus enamorados.

No se interesaba por el ejercicio del poder ya conquistado.

Porque ya tenía esa función garantizada por su propio padre, pero si se interesaba por la lucha de expansión.

Por lo tanto, este príncipe gustaba de iniciar las conquistas, pero no sentía placer en descansar sobre los resultados de ella.

Debido a esto, fue reconocido como el guerrero invencible en yoruba, «Ògún yè».

Pasajes o manifestaciones de Ògún

Ògún representa el valor, la fuerza e integridad, así como la capacidad de tener metas y persistir en ellas.

El posee un alto nivel de compromiso e integridad y vive constantemente luchando por la evolución del planeta.

Ògún nos ayuda a expresarnos, como también a luchar por aquello que nutre nuestra mente, nuestro corazón y nuestra alma.

Su influencia derrota todas aquellas cosas que desgastan y vacían el espíritu humano.

En nuestra tradición Ògún se manifiesta fundamentarme por 4 caminos.

Caminos que convergen en una misma esencia, la del héroe, un ser admirado por sus hazañas y virtudes.

Ògún Abágán

La diáspora dio origen a la asimilación y fusión de muchos Vodún, deidad de Dahomey. Algunos de los cuales han llegado a compartir hasta las piedras totémicas llamadas Òkúta u Òta, las comidas y/o asimilando el nombre.

Muchas divinidades perdieron parte de su identidad para transformarse en pasajes o caminos de los mismos.
Como es el caso de Ògún Avagán (Abágán) un Vodún que se convirtió en Òrìṣà por asimilación cultural.

Su representación totémica se coloca siempre fuera del Ilé àṣẹ, en el patio, dentro de una casita junto con Èṣù Bàrá Ọlọ̀dè su hermano y compañero de trabajo.

La energía de estos dos Òrìṣà no es compatible con el poder femenino, esa fuerza única que todas las mujeres tienen de crear vida. Por lo que se requiere que siempre sean atendidos por hombres.

Ògún Oníra

Pasaje del guerrero en el cual obtuvo su reinado sobre la ciudad de Ira, de allí viene este título; «Oni Ira».

Ògún Oníra es el conquistador y general de los ejércitos.

A este guerrero se le suele llamar «Oníle» cuando anda por el monte, cazando y explorando nuevos territorios.
El título hace referencia a la potestad de ser el primer habitante que se establece en una nueva tierra y también como el primer labrador de la misma.

Aquí se trata de un camino en el cual Ògún es conquistador, pero también labrador, dueño del campo y los cultivos. Debido a esto se le pide para que traiga buenas cosechas.

Ògún Ọlọ́bẹdé

Camino donde Ògún no manifiesta su carácter de guerrero o soldado, sino que aquí es herrero, constructor de armas y herramientas.

Este Òrìṣà en torno al cual se han elaborado tantas historias distintas tiene una misión muy importante en nuestra tradición. Porque es el gran Ẹ̀bọra, “espíritu de las manifestaciones físicas”.

En este pasaje o camino, Ògún es el encargado de materializar la energía de todos los Òrìṣà y darle forma física.

Pero también él es quien permite la transferencia del ẹbọ ẹ̀jẹ. Una transmisión de fluido vital, con la finalidad de magnetizar y dar vida a las representaciones totémicas.

Ògún Adiọlá

El guerrero que se transformó en Rey y porta la corona con honor, gobernando sabiamente para el beneficio de su pueblo.

También conocido en África como Ògún de Ondó, ya que fundo el reino de Ondó junto a su madre Yemọja.

En este camino o pasaje, Ògún es un gran sacerdote e intermediario de los ancestros y sacerdote de Òṣàlá.

Hablar de Ògún Ondó para los yorubas o invocarlo simplemente requiere la solemnidad de un cristiano con la mano en la biblia, o la de un musulmán sobre el Corán.

Él es un símbolo del sacerdote de vida ejemplar.

Aun hoy existen en tierras yorùbá uno de los más grandes Templos dedicados a Ògún Ondó en Igbó-Issó.

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Arquetipo de Ògún

Para la descripción de las construcciones psicológicas y físicas de las personas que responden al arquetipo de Ògún, hay que tener en cuenta una palabra básica, el hierro; fuerte y flexible a la vez.

Los hijos de Ògún no son muy exigentes con la comida, el vestir, ni tampoco la morada, con raras excepciones.

Tienen un comportamiento extremadamente coherente, arrebatado y pasional.

Son incapaces de quedarse en el mismo lugar, le gustan los temas y asuntos nuevos. Por consecuencia sienten pasión por los viajes, mudanzas de domicilio y de ciudad.

Un trabajo que exija rutina, volverá un hijo de Ògún desequilibrado y malhumorado.

Muchas veces el perfil arquetípico de Ògún es mal entendido.

Esto es debido a que se lo asocia mayormente a la competitividad, el individualismo, la supervivencia, la conquista de lo material y el pragmatismo.

Y aunque este conjunto de condiciones, forman parte del arquetipo de Ògún.

Estos son rasgos que caracterizan al soldado raso, un guerrero no evolucionado.
El verdadero arquetipo del guerrero es aquel que se enfrenta al peor adversario, su propia vanidad, egoísmo, rencor, etc.

Un ser que se enfoca en combatir para mantener la justicia, defender lo verdadero y proteger a los demás si hace falta.

Son seres humanos que con su fuerza ayudan a materializar cambios en nuestra sociedad.

Para conocer más en el libro; Òrìṣà, el poder de dios en acción.

Oración a Ogun San Jorge

Andaré vestido y armado con las armas de Ogun San Jorge para que mis enemigos, teniendo pies, no me alcancen, teniendo manos no me atrapen, teniendo ojos no me vean, y ni con el pensamiento ellos puedan hacerme mal.

Armas de fuego mi cuerpo no alcanzarán, cuchillos y lanzas se quiebren sin mi cuerpo tocar, cuerdas y cadenas se rompan sin mi cuerpo atar.

Jesucristo, me proteja y defienda con el poder de su Santa y Divina gracia, Virgen de Nazaret, me cubra con su manto sagrado y divino, protegiéndome en todos mis dolores y aflicciones, y Dios, con su divina misericordia y gran poder, sea mi defensor contra las maldades o persecuciones de mis enemigos.

Glorioso Ogun San Jorge, en nombre de Dios, extiéndeme tu escudo y tus poderosas armas, defendiéndome con tu fuerza y con tu grandeza, y que debajo de ti, mis enemigos queden humildes y sumisos a Ti.

Así sea con el poder de Dios, de Jesús y del Divino Espíritu Santo.

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