En esta oportunidad, vamos a compartir con nuestros lectores uno de los conceptos clave de nuestra tradición chamánica, el Axé.
Esta palabra de origen yorùbá, representa para nosotros un concepto muy amplio, ya que es la energía que circula dentro y a través de todas las cosas.
El Bàbá Leonardo t’ Ògún, describe esta energía universal, como una fuerza energético-espiritual, mágica, sagrada e invisible. La cual está presente en toda divinidad, Òrìṣà, Nkisi, Vodún, etc., y que fluye constantemente a través de todo ser animado e inanimado.
¿Pero, qué es el Axé?
A nivel cósmico, es la personificación de cada Òrìṣà u Orixa, manifestada en distintas partes del universo, y por tanto la fuerza de energía vital universal.
Esta energía universal, en su aspecto magnético, es también la naturaleza oculta en todo ser humano.
A través del logro de nuestros deseos, lo materializamos en la realidad concreta, esto es lo que se llama ley de atracción.
Es importante entender, que muchas culturas antiguas conocieron y trabajaron esta energía universal:
- En China se denomina Chi.
- En Japón Ki.
- Para los hinduistas es similar al Prana, aunque también se asemeja al Akasha.
- Los griego, romanos y hebreos le llamaban Maná.
- Los bantúes lo llaman Ntu.
En cada cultura tiene un nombre distinto, aunque siempre estamos hablando de la misma energía, a la que popularmente en las tradiciones de influencia yorùbá llaman;
Axé, Àsé, Aché, Ashé, aunque la forma correcta de escribirlo es Àṣẹ.
Leyes de la energía universal
Esta energía universal a la que llamamos Axé universal, obedece a algunas leyes.
El poder o intensidad vibratoria, que es la velocidad con la que se mueve la energía universal.
La energía universal, da como consecuencia la capacidad para ejecutar algo o producir un efecto, esto crea los diferentes tipos de materia que existen.
Quiere decir que cuando se mueve más lenta, forma un sólido, pero al aumentar su intensidad vibratoria o velocidad formará líquidos, luego creará gases. Por último, formará materia que irradie diferentes tonos de luz y calor o plasma, energía pura.
Entonces, la cantidad con la que se mueve el Axé universal, que es también conocida como fuerza o potencia, crea los diferentes tipos de sólidos, líquidos, gases, etc.
Esta fuerza energético-espiritual puede ser absorbida, así como también agotada por desgaste. También se puede elaborar y acumular en ciertos objetos, conocidos como contenedores de la energía universal.
Esta energía universal, se transmite a través de ciertos elementos materiales, es decir, de ciertas sustancias; llamadas transmisores de la energía universal.
Una vez, que la fuerza energético-espiritual ha sido transferida por las sustancias transmisoras, hacia los objetos contenedores de esta energía universal, este puede ser mantenido mediante una renovación energética.
La energía universal puede ser aplicada a diversas finalidades.
Como, por ejemplo; reestablecer el equilibrio en salud, amor, trabajo, etc., para esto se usan rituales.
Las cualidades del Axé universal, varían según las combinaciones de elementos transmisores de la energía universal.
Esta energía universal, también varía según los objetos que la canalizan. Ya que estos a su vez, son portadores de una determinada energía espiritual en particular, la cual le da cierto poder de realización.
El Axé de los Orixá, por ejemplo, es realimentado a través de las ofrendas «Ẹbọ» y de rituales Gira de Orixá (Ṣiré Òrìṣà).
Los seres humanos, al igual que los objetos, pueden ser sintonizados con el Axé de los Orixá custodio (Òrìṣà Ẹlẹ́dá).
La sintonización, se hace por intermedios de la iniciación y activado por la conducta individual.
Por sus propiedades, el flujo del Axé universal, puede disminuir o aumentar dependiendo del uso que cada persona le dé a su Àsé personal.
Según nos han transmitido los ancestros de nuestra tradición chamánica.
La energía universal, fluye de forma abundante y transmisible en una gran variedad de elementos del reino animal, vegetal y mineral. Se encuentra en el agua dulce y salada, en los minerales de la tierra, etc.
La Antropóloga Juana Elbein dos Santos, presento una clasificación del Axé en diferentes categorías:
- Sangre roja.
- Sangre blanca.
- Sangre negra.
El Bàbá Leonardo t’ Ògún, nos ha compartido una clasificación que surge de la combinación de estos dos conceptos.
Él ha categorizado a esta energía universal en los tres reinos:
- Animal.
- Vegetal.
- Mineral.
Diferenciando en cada uno de estos los tres tipos de transmisores del Axé:
- Rojo.
- Blanco.
- Negro.
La lista completa y detallada de estos Transmisores se en cuentan en el libro: Èṣù, los señores del Karma.
Como se transmite la energía universal.
Según los ancestros de nuestra tradición chamánica, para poder actuar correctamente. Esta energía universal, debe de ser transmitida a través de una combinación particular de los transmisores; blanco, rojo y negro.
Esta combinación, contiene representaciones materiales y simbólicas que vinculan al mundo físico o material, con el energético-espiritual.
Debido a la alta complejidad de esta particular combinación de elementos. La combinación necesaria para que la energía universal sea implantada y restituida, es competencia del oráculo de los Orixá. Éste será quien defina la combinación correcta de elementos.
Aunque existen procedimientos estandarizados, estos no poseen la precisión necesaria para crear un cambio profundo por lo que el efecto es menor.
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Transmisores de esta energía universal en los rituales
Todos los seres vivos, para poder realizarse o realizar algún acto en concreto, precisan de Axé. Debido a esto, todos nuestros rituales, ya sea una ofrenda, un proceso iniciático o una consagración; realizan un implante y revitalización de la energía universal.
Los rituales de implante y revitalización, se consigue mediante la restitución, renovación y redistribución del Axé.
En ellos se realiza una interacción entre los reinos animal, vegetal y mineral, que es la sustancia indispensable para la restauración del equilibrio en esta energía universal.
La importancia de la regularidad de los círculos chamánicos reside en la presencia de las entidades espirituales. Siendo esta práctica la ocasión privilegiada para la transferencia y redistribución del Axé.
Las capacidades del chamán en nuestra tradición
La verdadera diferencia entre los adeptos a estos cultos está, en quienes poseen un Axé auténtico o verdadero y quienes no lo poseen.
No todos los que dicen ser sacerdotes y sacerdotisas de Orixá, poseen Axé para transmitir.
Dado, que algunos nacieron de quienes nunca lo tuvieron, y por ello nunca lo han recibido. He ahí una de las consecuencias de las falsas iniciaciones.
En una familia o linaje chamánico tradicional, la energía universal que se transmite de cabeza en cabeza, es el del Araba; máxima autoridad de dicho linaje. Porque es el mayor heredero natural del Axé de ese linaje y, por lo tanto, es el portador real del mismo.
El Axé personal
Podríamos considerar al Axé individual como un atributo divino, un regalo venido del cielo.
Pero este Axé no es transmisible a otros, precisamente por ser un energía individual y no colectivo.
Solo el Axé colectivo, el que irradia a la familia chamánica o linaje, es aquel que puede ser transmitido y potenciado.
Es por ello, que cualquier Bàbá o Ìyá carente de familia chamánica, o que por diversas causas abandona la suya de origen. Pierde la intensidad y la fuerza del Àsé adquirido por iniciación, dentro del contexto de la tradición.
Aun cuando un Bàbá o Ìyá son totalmente independientes, siempre forman parte de un linaje ancestral. Esto, respalda su esencia y fundamenta sus actos, así como su origen.
Técnicas de transmisión de la “energía universal”
Materialmente, esta energía universal se puede utilizar para emplear diversas técnicas.
Mientras más energía se concentre, más elementos materiales transmisores de esta “energía universal” requerirá.
De acuerdo con nuestra medicina tradicional chamánica, el Axé es una energía que fluye continuamente por la naturaleza. La interrupción de su libre flujo en el cuerpo es la base de los trastornos físicos y psicológicos.
Los practicantes de muchas disciplinas alrededor de todo el mundo, utilizan esta energía a través de diversas técnicas, acrecentándola, acumulándola y redistribuyéndola por todo el cuerpo, y usándola en forma concentrada para sanar.
Como en el Ìwáṣẹ, el Chi kung, el Yoga, la Danza tribal y otras artes.
Si deseas saber más sobre esta energía universal y como trabajar con él, ponte en contacto con nosotros.
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